¿POR QUÉ DESAPARECIERON LOS CHICLES BOOMER?

Durante los años 80, 90 y hasta 2002 la marca de chicles Boomer se popularizó entre la juventud española. La fábrica aragonesa de Boomer situada en Tarazona (Zaragoza) fabricaba unos chicles baratos que se vendían a sólo 5 pesetas y que ofrecían una singularidad de sabores: sandía, fresa ácida, melón, natillas, coca-cola, plátano, melocotón, coco, clorofila, regaliz, manzana y la tradicional menta o fresa.



Muchos nostálgicos vuelven a recordar el sabor de aquellos chicles sólo con ver un viejo envoltorio, y es que además ampliaron su popularidad al incluir pegatinas que completaban álbumes sobre películas, series o dibujos animados del momento.

Más allá de la variedad de sabores, el éxito de boomer estaba en su precio, algo que le hizo fuerte frente a la competencia que lo convirtió en el más demandado de los kioskos y tiendas de barrio de toda España.




La estocada a boomer llegó con el cambio de moneda. En 2002 con la entrada del euro se redondeó de manera general el precio de venta de cada unidad de chicle, pasando de las 5 pesetas a los 5 céntimos de euro. Este redondeo eliminó cualquier ventaja de boomer sobre la competencia, vendiéndose sus chicles al mismo precio.
Más allá de 2002 boomer continuó perdiendo año tras año demanda en nuestro país y ya en 2009 se anunció el cierre de la fábrica de Tarazona, que funcionaba sólo al 25%
La compañía anunció que el cierre era el resultado de los cambios producidos en las preferencias de los consumidores y la consecuente pérdida de competitividad de la fábrica, algo que pese a las inversiones acometidas y a la mejora de los procesos productivos, no logró frenar la tendencia a la baja de los últimos años, arrastrada desde 2002.
De manera general podemos resumir que su desaparición se debió a una caida en la demanda  producida por el redondeo tras la entrada del euro. El cambio de las pesetas a euros es la causa principal de la desaparición de boomer.